Hace mucho que no pisaba ese lugar, si no era por motivos de trabajo tal vez no hubiese pasado por Barranco dentro de un tiempo mucho más largo de lo que hubiese imaginado. Pero al estar ahí me di cuenta de que ese lugar era especial para mí y lo seguiría siendo para siempre.
No hay dudas de que este distrito tiene su encanto, pero cuando estoy ahí los recuerdos que vienen a mi memoria son los del anhelado ciclo en el que llevaba el curso de fotografía, ni más ni menos con un familiar del fotógrafo más reconocido del Perú, Oscar Chambi.
Recuerdo bien el día que me matricule en la universidad y cuando revise por primera vez los cursos de la currícula estudiantil. El primer punto donde se centraron mis ojos fueron el en el cuarto ciclo, sobre todo en el curso de fotografía. Lo primero que hice fue preguntarme ¿pero porqué?, no había forma como dice el dicho “lo bueno se hace esperar”.
Y así fue, espere 3 ciclos para llevar mi curso favorito, exactamente tuvo que transcurrir un año y medio para poder concretar mi sueño. Recuerdo muy bien mi primer día de clase, emocionada, esperando que llegará el “afortunado” profesor que tuviese la oportunidad de enseñarme.
De ahí en adelante, lo único que hacía era llegar temprano a todas mis clases y no perderme de ningún detalle, sobre todo cuando nos dejaron el trabajo final, una exposición fotográfica que después sería presentada en la universidad para todos los alumnos y profesores. La idea de presentar un trabajo sobre Barranco nació de unas amigas. No tenía idea de cómo era este lugar, nunca había posado ese distrito.
Al llegar ahí me sentí como en casa, tiene una pequeña similitud con Chosica que hizo que de inmediato me sintiera cómoda. Fotografiar sus bellos lugares o los más conocidos fue una gran experiencia, desde el malecón o las playas hasta las ardillas que corrían al lado de las personas como si estuviesen en su casa.
Grandes detalles que quedarán guardados en mi mente por todas las cosas que tuvimos que pasar con mis amigas para obtener lo mejor de Barranco en una fotografía. Recuerdos imborrables que se pueden recordar ni más ni menos en el Puente de los Suspiros.
No hay dudas de que este distrito tiene su encanto, pero cuando estoy ahí los recuerdos que vienen a mi memoria son los del anhelado ciclo en el que llevaba el curso de fotografía, ni más ni menos con un familiar del fotógrafo más reconocido del Perú, Oscar Chambi.
Recuerdo bien el día que me matricule en la universidad y cuando revise por primera vez los cursos de la currícula estudiantil. El primer punto donde se centraron mis ojos fueron el en el cuarto ciclo, sobre todo en el curso de fotografía. Lo primero que hice fue preguntarme ¿pero porqué?, no había forma como dice el dicho “lo bueno se hace esperar”.
Y así fue, espere 3 ciclos para llevar mi curso favorito, exactamente tuvo que transcurrir un año y medio para poder concretar mi sueño. Recuerdo muy bien mi primer día de clase, emocionada, esperando que llegará el “afortunado” profesor que tuviese la oportunidad de enseñarme.
De ahí en adelante, lo único que hacía era llegar temprano a todas mis clases y no perderme de ningún detalle, sobre todo cuando nos dejaron el trabajo final, una exposición fotográfica que después sería presentada en la universidad para todos los alumnos y profesores. La idea de presentar un trabajo sobre Barranco nació de unas amigas. No tenía idea de cómo era este lugar, nunca había posado ese distrito.
Al llegar ahí me sentí como en casa, tiene una pequeña similitud con Chosica que hizo que de inmediato me sintiera cómoda. Fotografiar sus bellos lugares o los más conocidos fue una gran experiencia, desde el malecón o las playas hasta las ardillas que corrían al lado de las personas como si estuviesen en su casa.
Grandes detalles que quedarán guardados en mi mente por todas las cosas que tuvimos que pasar con mis amigas para obtener lo mejor de Barranco en una fotografía. Recuerdos imborrables que se pueden recordar ni más ni menos en el Puente de los Suspiros.
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